¿Desde cuándo se le atribuyeron propiedades terapéuticas a la música?

Esta “magia” ya era conocida por los pueblos arcaicos. Los hechiceros hacían sonar sus instrumentos para alejar las enfermedades, se tocaba el gran tambor para que la tribu bailara en el éxtasis de la comunión y los sacerdotes cantaban para evocar a los espíritus.

Son rituales que hoy nos pueden parecer extraños, pero si nuestros super abuelos utilizaban el sonido para curar, para integrar socialmente o para colocarse en estados de conciencia distintos del cotidiano, no existen diferencias notables con el uso contemporáneo de la música en su aspecto terapéutico.

La influencia del sonido sobre el cuerpo, la emoción y la energía.

Todas estas manifestaciones usaban el sonido como elemento de intervención para influenciar a la persona o a la masa. Y esto lo vemos también en la actualidad.

Hoy está suficientemente demostrado que las vibraciones sonoras hacen sentir su efecto sobre nuestro organismo y psiquis.

Y está demostrado también que el cuerpo humano es un conglomerado de energía bajo forma de materia. Esta energía circula en nosotros y nos mantiene vivos.

Claro, antiguamente no se hablaba de frecuencias sonoras, ni de bloqueos emocionales ni de problemas psicofísicos, pero ya se hacía música con objetivos de curación.

El sonido y la energía humana, o bioenergía.

Nuestro organismo está formado por su estructura física y su correspondiente campo bioenergético. Este campo de energía puede alterarse por conflictos emocionales y, consecuentemente, aparecer la enfermedad.

En Biomúsica utilizamos sonidos que ayudan a limpiar y equilibrar nuestro sistema bioenergético.

Lo hacemos a través de un principio muy sencillo: enviando vibraciones sonoras a distintas partes del cuerpo para restablecer dicho equilibrio.

A este proceso lo llamamos sonido dirigido y es la base sobre la cual establecemos nuestros ejercicios y experiencias. Su principio activo consiste en la emisión vocal de dichos sonidos y en la recepción consciente de los mismo: se deben enviar las justas vibraciones hacia la zona corpórea correspondiente.

Entonando determinadas notas, en su frecuencia exacta, se acciona por resonancia sobre los bloqueos de energía, disolviéndolos, recuperando la energía que han acumulado, y redistribuyéndola en el organismo.

Los ejercicios de Biomúsica

Utilizan el sonido dirigido basándose en la combinación de modos de respiración, la entonación exacta de notas, las producción de ciertas imágenes mentales, en la participación activa del sujeto y en la intencionalidad con la cual es realizada la actividad.

© Mario Corradini

Biomúsica no sustituye ningún proceso terapéutico. Su objetivo es el de facilitar la comunicación y favorecer el desarrollo del impulso de vivir y de crecer en conciencia.