LAS REVOLUCIONES SILENCIOSAS

Por Mario Corradini

 

Todos los años, cuando los alumnos de nuestra escuela están promediando su Practicantado, les pido que se detengan un minuto y den una mirada global a ese momento especial de su formación. Es mi momento preferido. Y quiero explicar por qué.

Con Biomúsica llegamos a muchas fases sociales

En esa parte del curso formativo, ellos realizan su tarea en diferentes fases sociales, aplicando nuestros ejercicios, juegos y experiencias a muchos grupos distintos. A través de esta labor, Biomúsica puede llegar así a un círculo muy grande de personas: chicos, adolescentes, adultos, abuelos, futuras mamás, personas con capacidades especiales, escolares, amigos, familiares y a un sinfín de grupos diversos.

Un trabajo silencioso

Quizá toda esta gente sepa muy poquito de nuestra escuela o de la disciplina en sí pero, sin embargo, reciben los beneficios de nuestras intervenciones. Son como las flores de un jardín donde cae la lluvia, aunque nada conozcan de las nubes que las nutren. Esta es la inserción social de Biomúsica. Es el modo en el que contribuimos a elevar la calidad de vida de la comunidad.

Y lo hacemos en silencio, respetuosamente, sin publicidad altisonante de nuestros logros. Un verdadero trabajito de hormigas que va transformando de a poquito y positivamente nuestras vidas y la de quienes se dan permiso para hacer Biomúsica.

Revoluciones : Re-evoluciones

Por esto afirmo que las revoluciones, mientras más silenciosas, más revolucionarias. Porque sin ostentar, sin presumir, sin jactarnos, estamos llegando alto y lejos.

No somos los únicos, claro, pero desde nuestro –aparentemente- pequeño lugar, desde nuestro –aparentemente- pequeño esfuerzo, estamos haciendo un bello, profundo y solidario trabajo, para el bien de todos.

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